Hay cosas que no son para percibirse. Esta es una de ellas. Tengo algo para decir y no sé cómo he de decirla. Mucho de lo que hoy se persigue, puede ser, por eso, incomprensible. ¿O, lo que sea incomprensible no es para percibirse?
No es por falta de claridad. Seré muy claro. Yo percibo poco de lo que tengo para decir. Pero lo siento mucho lo que tengo que decir. Lo que quiero es hacer el elogio del amor puro. Me parece que ya nadie se enamora de verdad. Ya nadie quiere vivir un amor imposible. Ya nadie acepta amar sin una razón.
Hoy las personas se enamoran por una cuestión de práctica, por efecto, porque son compañeros y están allí mismo al lado, por conveniencias económicas, por soledad, porque se dan bien y no se, chatean mucho, porque tiene sentido, porque es más barato, a causa de la casa, a causa de la cama, a causa de las cuentas y de las pizzas y de las cuentas de la lavandería. Hoy día las personas hacen contratos pre-nupciales, discuten todo de antemano, hacen planes y a la mínima objeción, desafío, obstáculo o barrera, entran inmediatamente en, ¿¿Diálogo?? El amor pasó a ser pasible de ser combinado. Los amantes se hicieron socios. Se reúnen, discuten problemas, toman decisiones. El amor se transformó en una variante psicosocial , socioeconómica, bio-ecológica de camaradería, etc., etc. La pasión, que debía ser desmedida, es en la medida de lo posible.
El amor se hizo una cuestión práctica. El resultado es que las personas, en vez de enamorarse de verdad, quedan prácticamente apasionadas. Yo quiero hacer el elogio del amor puro, del amor ciego, del amor estúpido, del amor enfermo, del único amor verdadero que hay, estoy harto de conversaciones, harto de comprensiones, harto de conveniencias de servicio. Nunca vi novios tan embrutecidos, tan cobardes y tan comodistas como los de hoy. Incapaces de un gesto ancho, de correr un riesgo, de un rasgo de osadía, son una raza de telefoneros y capangas de cantinas, seres del tá bien, todo bien, tomadores de cervezas, incapaces de compromisos, vanidosos, borrachos, matadores del romance, romanticidas. ¿Ya nadie se enamora? ¿Ya nadie acepta la pasión pura, la saludable y sin fin, la tristeza, el desequilibrio, el miedo, el coste, el amor, la enfermedad que es como un cáncer a comernos el corazón y que nos canta en el pecho a la vez? El amor es una cosa, la vida es otra. El Amor… no es para ser una ayudita. No. Amor es… para ser el alivio, el reposo, el intervalo, la palmadita en la espalda, la pausa que refresca, el pronto auxilio de la tortuosa carretera de la vida, el refugio donde encontrar el sentido a la vida sentimental. Odio esta manía contemporánea por comidas rápidas y descanso. Odio las nuevas parejas. Para dondequiera que se mire, solo se ve una danza de sexo implícito, parejas que creen que en ese acto se encontrara la frecuencia tan buscada de dos corazones al latir, frecuencia al unísono que solo consigue el verdadero amor. No. Ya no se ve romance, caricias, abrazos, flores, esa mirada tierna que solo la comprensión y la convicción de que la persona a la que tenemos tomada de la mano, es la persona a la cual jamás quisiéramos lastimar y la que jamás nos lastimaría y la que por tan recios soplen los vientos de la vida, ella seria nuestro refugio. El amor cerró la tienda. Fue traspasada al personal de las pantuflas y de las serenidades. Amor es… esa belleza, Amor es… ese peligro. ¿O nuestro amor no es para comprendernos, no es para ayudarnos, no es para hacernos felices? Tanto puede como no puede. Es igual. Es una cuestión de azar. ¿O nuestro amor no es para amarnos, para llevarnos de repente al cielo? El amor es una cosa, la vida es otra. La vida a veces mata el amor. La vida es una convivencia asesina. El amor puro no es un medio, no es un fin, no es un principio, no es un destino. El amor puro es una condición. Tiene tanto que ver con la vida de cada uno como el clima. El amor no se percibe. No es para percibir. El amor es un estado de quien se siente. El amor es nuestra alma. Es nuestra alma a desatar. Amor es… la verdad. Por eso es por lo que la ilusión es necesaria, la ilusión es bonita, no hace mal. El amor es una cosa, la vida es otra. La realidad te puede matar, el amor te puede salvar. El amor es más bonito que la vida, el amor nunca muere. En un momento, en un mirar, el corazón se atrapa para siempre, se ama a alguien, por muy lejos, por muy difícil, por muy desesperadamente, el corazón guarda lo que se nos escapa de las manos. Y durante el día y durante la vida, cuando no está ya quién se ama, y no es ella quien nos acompaña, es nuestro amor, el amor que ese ser despertó, que se halla en nosotros. El Amor no es para percibir, Amor es… para sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.