Como semilla que germina transformándose en una linda planta, una conversación al pasar termino en una historia personal.
Ana Karen compañera de muchos años me prestó un libro que me prometía hacia tiempo.
El mismo trata sobre el antiguo pueblo de Aigua, hoy ya declarada ciudad, pero los pobladores mantienen el apodo de Pueblo de Aigua por tradición.
Todo el libro de basa en entrevistas hechas a los pobladores que le dieron vida a este pueblo, narraciones que viven en sus memorias, como la abuela de esta amiga con más de cien años, que lamentablemente hoy ya no está, pero sus anécdotas quedaron en sus descendientes y plasmadas en este libro que me tuvo prisionera varias horas entretenida, pagina tras pagina me iba atrapando.
En esencia cuenta como fueron llegando los primeros pobladores, muchos de ellos inmigrantes que escapaban de la guerra, viajaban hacinados en las bodegas de los barcos, esperando una vida mejor en estas tierras, cuando llegaban a puerto continuaban viaje en carros y en carruajes, el paisaje de estos parajes los atraía y se iban quedando, fundiéndose con los autóctonos y así fueron formando un pueblo unido.
El trabajo pujante de muchos sumados a la Donación de Margarita Muniz, dio lugar a este pueblo cuyo nombre significa agua que corre.
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Herencia Real |
Cada historia tiene mucho de ejemplo de trabajo mancomunado, y de buena voluntad pero sobre todo de unidad para el bien en común.
La historia de las “hacedoras” que eran las parteras de esas épocas, cuentan que iban con su sillita y allí esperaban a que la criatura naciese así fueran varios días, debido a las distancias, cuando se complicaba llamaban al famoso Dr.Agustoni, que cuenta la historia de unos mellizos que nacieron con 24 horas de diferencia. Narra cómo los enfermos viajaban a la parte poblada y se quedaban en los hoteles, que pasaban a ser los sanatorios, con una visita diaria del médico, y el parte de fiebres lo pasaba el dueño del hotel al doctor para mantenerlo informado. Los carreros que transportaban el alimento con los pocos recursos con que contaban, uno de ellos conto incluso los nombres de todos sus bueyes en el orden que iban enganchados con un recuerdo tan cariñoso que lo hace lagrimear a uno.
Pero el motivo no es aquí hacerle un rezumen al libro, sino contarle en el paseo que nos derivo para nuestro deleite.
Los fernandinos creemos conocer Maldonado, conocemos el nombre de sus calles, de los barrios de las ciudades, pero para entender mejor nuestra idiosincrasia hay que internarse y conocer la vida de los lugares alejados a nuestro eje de vida, ver desde la otra perspectiva.
La gente que no vive al ritmo de la metrópolis, del stress sino que disfruta de la sencillez, viviendo como en una lenta cadencia, que pareciera tuviera el don de alargar la vida, por las edades de los entrevistados parece ser bien real.
Así que salimos a vivir esta realidad. De Mañana temprano una día de sol esplendido, salimos a ver la historia en vivo, solo unos 90 km nos separan, pero nunca tuve esta curiosidad, sino hasta leer este libro.
Es increíble el cambio que se va produciendo en el paisaje, salimos de la playa prácticamente, y nos fuimos adentrando en un mundo totalmente distinto, es maravilloso la variedad, ya llegando el Cerro Catedral que es la elevación más alta de nuestro País nos recibe con toda su majestuosidad
La visita no pudo ser mejor, la gente es cálida te recibe con una sonrisa, buscando donde aparcar vemos que en la plaza hay una actividad de teatro para niños, nos divertimos muchísimo participamos como si fuéramos uno más de los pobladores.
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Los sonidos son un tesoro |
Recorrimos al rayo del sol, las calle principales, mirando las hermosas fachadas de las casas antiguas. Las personas que te cruzan se toman el tiempo unos Buenos días y un saludo con la mano.
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Fachadas históricas |
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Fachadas históricas |
Frente a la plaza dimos con una chica muy simpática, que nos sirvió de guía, donde nos detuvimos. Nos indico un parque para pasar a almorzar, fuimos hasta allí, los árboles viejos parecían tocar el cielo, el arroyo hacía sentir su presencia, cerré los ojos y recordé la historia del carrero bajándose y cruzando a nado con su bueyes, imagine los sonidos de los animales al grito del carrero, todo parece tan vivido cuando se lee con tanto interés. Abrí los ojos, y al ruido del agua correr, el canto de los pájaros el sonido del viento en esas copas, entendí el porqué eligieron vivir allí, paz y naturaleza es un tesoro.
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Custodios de la historia
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Parque a orillas del arroyo aigua |
Luego de un rato de esparcimiento nos fuimos a conversar con la jovén de la panadería para que nos diera alguna información sobre las personas del libro. Ella no sabía de su existencia de este libro, pero si conocía a una de las entrevistadoras, nos dio su dirección y la de la abuela de mi amiga, donde esperábamos charlar un rato.
Así llegamos a casa de Cristina Tournee, su hijo nos atendió amablemente y nos hizo pasar mientras avisaba a su madre que en ese momento no se encontraba, que nosotros la esperábamos.
Disfrutamos unos momentos solos en el salón de entrada, con su zaguán alto, su decoración de época, como si las paredes quisieran contarte sus historias.
Compartimos un largo rato hablando del libro de las historias que ella escucho, y también de cómo la tendencia de hoy está siendo la compra de terrenos en esta zona por parte de las personas pensando en su futuros retiros, por lo cual se explica el aumento sustancial que han tenido estas tierras.
Ella misma brinda hospedaje a personas que están construyendo los fines de semana sus futuros hogares, en un lugar muy agradable donde se puede disfrutar de platos caseros.
La tarde iba pasando y si bien encontramos la casa de la Mamá de Ana Karen, ella no se encontraba, pero hicimos simpatía con una agradable pareja vecina, gente con sentido de hospitalidad que como tantos se enamoraron de “agua que corre” y se quedaron.
Fue un día especial; Fernando siempre sueña con retirarnos a este paraíso, con patios de rosas y huertas pequeñas, si el destino está escrito, solo él sabe la respuesta, si el destino es obra volitiva nuestra, deberemos encaminar nuestros pasos en esta dirección.
Por lo pronto, disfrutamos de principio a fin este día, dimos una última vuelta alrededor y salimos, pero no tomamos la carretera a Maldonado, sino en sentido contrario, pero esa es otra historia.
Con amor a mi Fernando que se que sueña con un lugar así, y que como el amor todo lo contagia…
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