Cuando hacemos lo que nos gusta tenemos una doble
recompensa.
Un día de mucho calor llegamos a Piriápolis, fuimos a
visitar el cerro del toro, no es la primera oportunidad que pasamos por allí,
pero si es la primera vez, que decidimos acendér más allá de las clásicas escaleritas
para las fotos típicas junto al toro emblemático. Las cuales sacamos no faltaba
más, y luego observamos por donde subir al cerro mismo, el caminito iniciado
por las huellas de otros amantes de subir estaba a nuestra derecha. Así que
empezamos el ascenso. Días antes habían pasado por nuestra zona un tornado bastante
fuerte, en la ciudad no se aprecia muchos, pero el ascenso estuvo muy húmedo y
con muchas ramas caídas, en la mitad del camino nos atacaron los mosquitos y
digo literalmente nos atacaron, me hizo acordar las películas donde las aves se
revelan y atacan los humanos, no me daban las manos para espantarlos y
sujetarme de las rocas al subir, se llevaron un buen botín de nuestra sangre
sin donarla voluntariamente. Aún así continuamos viaje, pero les recomendamos
si en época de calor y tormenta deciden hacer un paseíto de estos llevar
bastante repelente.
Por suerte si cargamos con agua, el calor era abrazador más
el esfuerzo de la subida en una hora no muy apropiada. Ya al rayo del sol en la
parte superior nos sentamos en una roca
a mirar el paisaje, hacía el interior de Piriápolis, una maravilla, hacia el
lado del mar, una roca nos tapaba el acceso, buscamos el camino para poder
treparla sabíamos que se podría porque arriba divisamos una pintura de un
cuadro de futbol de primera de la zona, así que trepamos con un poco de
esfuerzo debido a la grandeza de esas rocas, vaya si valió la pena, es más
quede con la boca abierta y no del cansancio sino del espectáculo. Piriápolis
en toda su majestuosidad estaba a nuestros pies, el agua de un color azul
intenso reflejo de un cielo despejado, el puerto, la ciudad, el cerro San Antonio
de Frente se veía pequeños comparado a nuestra altura. Sentimos que nuestro espíritu
se libera, una brisa suave y agradable nos acariciaba.
No estábamos solo por debajo nuestro en una roca 7 buitres
comenzaron un vuelo asimétrico por la zona, es maravillosa la majestuosidad, de estas aves al planear, largo ratos pasamos
sentados Fernando muy cerca de una roca vertical, a mi esa sensación de vacío
me da un poco de vértigo así que me senté unos pasos detrás a contemplar la maravillosa
naturaleza hasta el horizonte. Vemos la vida en otra perspectiva desde allí,
todo lo demás parece insignificante.
Saber que debes emprender la bajada te apena, pero las imágenes
te quedan en la retina.
Les dejo un video de los buitres sobrevolando en total
libertad en un espacio sin tiempo, porque las imágenes siempre valen más que
mil palabras.
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Cerro el Toro |
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Camino |
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y este Puma de donde vino |
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Vistas |
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LLegamos |
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al fin. |
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jaja no eran buitres amor eran cuervos jaja.
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